Ir al contenido principal

Si se van de tu iglesia, siguen siendo tus hermanos

El otro día un amigo me comentaba la experiencia que tuvo después de haber tomado la dolorosa decisión de cambiarse de iglesia. Me contó que se había encontrado con unos hermanos de la congregación a la que antes pertenecía, pero la reacción de esos hermanos y hermanas cuando lo vieron - lo dejó triste y confundido, sobretodo por qué él los consideraba como amigos. El saludo que los hermanos le dieron, decía él, fue muy frío y hasta fingido. Esto lo dejó preocupado y a mi también. Con tristeza, me preguntó ¿Porqué algunos creyentes se comportan así?
He escuchado esta historia en varias oportunidades y seguramente usted también. Cristianos que se vuelven indiferentes hacia los hermanos que por distintas razones se fueron a otras iglesias. Debo reconocer que no siempre se justifica cambiar de congregación, pero en otros casos el cambio es necesario. Por esas razones creo que es pertinente que recordemos algunas verdades de la palabra de Dios con respecto al tema:

1. Pertenecemos al mismo cuerpo

Aunque nos congregamos en diferentes iglesias, todos los creyentes somos miembros del cuerpo de Cristo.
Pablo escribió “así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros” (Romanos 12:5). Mejor dicho, aunque somos distintos, estamos unidos y en un sentido dependemos los unos de los otros por qué Dios nos ha colocado en un solo cuerpo: La iglesia de Cristo.

2. Pertenecemos a Cristo

Esta segunda verdad se deriva de la anterior. Cuando Pablo está dando instrucciones dice que “Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo…” (Efesios 5:23). Esto nos recuerda que todos los creyentes, al margen de la iglesia local en la que nos congregamos, pertenecemos a la misma cabeza. Nuestra vida y crecimiento provienen de la misma fuente y los cristianos dependemos y estamos bajo esa única autoridad que es Cristo.

3. Tenemos mucho en común

El apóstol Pablo sigue exhortando a los creyentes diciendo “esforzándoos por preservar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz” (Efesios 4:3). Luego Pablo sigue diciendo desde el verso 4 al 6, estas verdades que componen esa unidad:
-Un solo cuerpo y
-Un solo Espíritu,
-Una misma esperanza de vuestra vocación;
-Un solo Señor,
-Una sola fe,
-Un solo bautismo,
-Un solo Dios y Padre de todos… (Efesios 4:4-6)
Esto quiere decir por ejemplo, que al tener una misma esperanza, los creyentes estaremos juntos por la eternidad en los cielos; que tenemos el mismo Espíritu que nos dio vida; que tenemos el mismo Señor a quien servimos y que somos hijos del mismo Padre, etc. Por lo tanto, los creyentes estamos llamados en todo momento a preservar la unidad del Espíritu pues tenemos muchas cosas en común.
Debemos tener cuidado de tener una mala actitud con nuestros hermanos, pensando que si se van de nuestras iglesias se convierten en extraños y enemigos. Entendemos que al cambiarse de iglesia, el grado de comunión no será el mismo, pero el hecho de que un creyente se vaya a otra congregación no justifica una actitud de rechazo, e indiferencia por parte de los hermanos que se quedan. 
“Ama a tu prójimo como a ti mismo” decía Jesús. “Soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor” decía Pablo. Santiago por su parte decía que la sabiduría divina es “pacífica, amable, benigna, llena de misericordia…sin incertidumbre ni hipocresía” (Santiago 3:17). Y el apóstol Juan lo dijo con mas firmeza diciendo: Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano. (1 Juan 4:20-21).
Por eso, no es correcto tratar como enemigos a quienes abandonan nuestras iglesias. Que Dios nos guarde de una actitud así.
Que en todas nuestras relaciones y en nuestro trato con los demás se pueda evidenciar el carácter de Cristo. Si Cristo amó a Su iglesia y se entregó a sí mismo por ella (Ef 5:25), entonces pidamos al Señor que nos conceda su gracia para también amar a Su iglesia en todas las partes del mundo.


Comentarios

Entradas más populares de este blog

Adán+Eva = ¿A todos los tonos de piel?

Este es el asunto. La Biblia enseña que solo hay una raza, la raza humana, pero hay varios grupos de personas que se ven diferentes. ¿Cómo funciona esto? De acuerdo a la Biblia, toda persona, tú, tus vecinos, el chico que vende café, vino de Adán y Eva ( Hechos 17:26 ).  Entonces, ¿Cómo terminamos con tantos diferentes tonos de piel? Es probablemente más simple que lo que piensas, pero esto requerirá un poco de genética básica. (No te preocupes, lo mantendremos simple.) El tono de piel es dominado por múltiples genes y es bastante complicado, pero con el motivo de simplificar, supón por un momento que hay solamente dos genes. Los genes vienen en pares. Durante la reproducción, la mitad de los genes transmitidos a los hijos viene de cada padre. Para este argumento, asignemos las letras “A” y “B” a los genes que se codifican con grandes cantidades de melanina (el pigmento marrón que se encuentra en la piel de toda persona). También usemos las letras “a” y “b” para desi...

Piense acerca de lo que está pensando

La Biblia presenta instrucciones detalladas sobre la clase de cosas en las que debemos pensar. Puede ver en Filipenses 4:8 que se nos enseña que debemos pensar en cosas buenas y positivas, y no en cosas negativas. Todo lo que el Señor nos dice es para nuestro bien. Nuestros pensamientos afectan nuestro estado de ánimo. Dios conoce qué es lo que nos hace felices y lo que nos pone tristes. Cuando las personas se llenan de malos pensamientos, se sienten mal, y he aprendido por experiencia personal que las personas tristes y deprimidas terminan deprimiendo también a los demás.  Hágase un examen personal y pregúntese: "¿En qué he estado pensando?". Tómese un tiempo para examinar los pensamientos que ocupan su mente. "Pensar acerca de lo que se está pensando es muy valioso". Durante muchos años, honestamente creí que era infeliz debido a lo que los demás hacían o dejaban de hacer. Culpaba a mi familia y al mundo por mi tristeza. Pensaba que sería feliz si ello...

365 Nuevas Oportunidades

Imagino que tú también inicias el año con muchas ideas interesantes. Te recomiendo que tomes papel y lápiz para anotarlas y establecer los pasos a seguir cada día. Visualiza una a una las jornadas como 365 nuevas oportunidades que Dios te da para sumar experiencias positivas que te acerquen cada vez más a cumplir los propósitos que Él ha sembrado en tu corazón. ¿Cuál es el área de tu vida que deseas desarrollar? ¿Ya definiste tus retos y los objetivos que lograrás? ¿Cómo medirás el alcance de tus metas? Tómate el tiempo para reflexionar en estas cuestiones y verás que se te aclara el panorama.