Cada vez que se acaba el año debemos hacer una mirada retrospectiva y evaluar lo bueno, lo malo y lo feo de estos doce meses. De una manera u otra, creo que todos hacemos esto, aunque sea como un ejercicio mental. Pero en esta reflexión, no debemos caer en el error de ser pesimistas al sobre valorar el aspecto negativo de este año y así perder una gran oportunidad para agradecer a Dios y darle gloria por los buenos momentos que hemos vivido. Me explico:
Los últimos días del año, por lo general los podemos experimentar con una mezcla de fuertes y variadas emociones. A veces decepcionados por no haber logrado las metas trazadas, en otras ocasiones tristes por algún problema. No obstante, no debemos olvidar que durante cada hora, día, semana y mes de este año, Dios siguió siendo Dios. Señor y Sustentador del universo. El Rey de la tierra. Gobernando sobre este mundo, dirigiendo las naciones, obrando sobre Su iglesia y controlando cada evento de nuestras vidas. Ese es el lente por medio del cual debemos evaluar este año que se va, si queremos dar genuinamente gracias y gloria a nuestro Salvador.
A continuación 3 áreas a considerar mientras hacemos una evaluación del año que se va.
1. Dios fue soberano aun sobre nuestros errores
Así es. Dios también es soberano sobre nuestros errores. Esta es una de las verdades que se desprende del episodio cuando Jesús le advirtió a Pedro que este lo negaría. El Señor sabia que Pedro le iba a fallar. (Mateo 26:34). Los creyentes estamos llamados a obedecer a Dios en todo. Es decir, a vivir para Su gloria. Pero si somos honestos, debemos reconocer que esto no ha sido posible en su totalidad. No hemos amado, no hemos obedecido ni glorificado a Dios en todo lo que hemos hecho este año. Y seguramente lamentamos que no haya sido así. Pero, que bueno saber que nuestra desobediencia, nuestros errores y aun nuestros pecados, todos ellos han estado dentro del control soberano de Dios. Aunque somos responsables por lo que hacemos, no podemos olvidar que Dios sigue siendo Dios.
2. Dios fue soberano en nuestro problemas
Miremos los problemas de este año, cómo instrumentos que Dios usó para obrar sus propósitos eternos. No debemos pensar que Dios permanece ajeno a nuestras dificultades.(Eclesiastés 7:14). Miremos las historias de José (en Génesis) y de Job, todas las pruebas que ellos pasaron, Dios lo usó para su bien. Mientras meditamos en las dificultades y en los problemas que este año nos trajo, confiemos en la bondad y sabiduría de Dios quien permite cada circunstancia para nuestro bien y para su gloria.
3. Dios fue soberano en nuestras bendiciones
Finalmente, es importante recordar que también los logros, y las victorias de este año fueron producto directo de la gracia de Dios. El apóstol Santiago nos recuerda que toda bendición descienden departe de Dios (Santiago 1:17). Mas allá de nuestro esfuerzo, sabemos que Dios es quien nos capacita para obrar bien. Pablo atribuía sus logros únicamente a la gracia de Dios (1 Corintios 15:10). Juan Calvino decía que no darle gloria a Dios es “despojarlo” de ella. Dios es quien determina el cómo, cuándo y dónde recibimos sus bendiciones.
Conclusión
Mientras celebramos este año que se va, no olvidemos que Dios fue soberano desde Enero hasta Diciembre. Soberano sobre nuestros errores, sobre nuestros problemas y sobre las bendiciones que experimentamos. Esta convicción nos concederá esperanza para el futuro, y nos ayudará a ser más humildes confiando siempre en el Señor.
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