La oscuridad es la ausencia de luz.
La guerra es la ausencia de paz.
La cobardía es la ausencia de valor.
El orgullo es la ausencia de humildad.
Las críticas son la ausencia de proyectos propios.
La queja es la ausencia de gratitud.
La inseguridad es la ausencia de confianza.
Si algo se ausenta durante mucho tiempo, poco a poco se olvida. El libro que tiene meses de no aparecer, el alumno que falta mucho a clases, el amigo que ya no ves hace años, etc.
Lo trágico de no tener una relación con Dios es que lo podemos olvidar y eso es quitarle a nuestra alma lo único que le da descanso. Un alma cansada es un alma deprimida, en búsqueda de aprobación, con deseos impuros, idólatra y triste.
Nuestra alma encuentra descanso en la presencia de Dios.
La solución para la ausencia es la búsqueda. Cuando realmente nos urge algo, lo buscamos por todas partes hasta que lo encontramos.
Si chequeamos nuestra alma y reconocemos el cansancio interior que llevamos, busquemos lo que le da descanso: El respiro de Dios.
Busquémoslo. Dios te dará un aliento de vida.
No me refiero a una búsqueda superficial, me refiero a una verdadera búsqueda ya que nuestra vida espiritual depende de encontrar a Dios.
Dios es nuestra luz en momentos de mayor oscuridad.
Me buscarán y me encontrarán, cuando me busquen de todo corazón.
Jeremías 29:13
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