Hace algunos años escuché predicar a un Pastor acerca de guardar nuestro corazón para la persona adecuada. Entre todas las cosas que él dijo, hubo algo que sobresalió para mí: “Lastima que siendo el corazón lo más valioso que tenemos, es lo que más fácilmente regalamos”. Inmediatamente esto me hizo pensar en cuántas veces le “entregue” mi corazón a la persona equivocada y en cómo, cada vez que me lo “devolvían”, regresaba dañado.
Muchos de nosotros sabemos que lo mejor es poner nuestro corazón en las manos de Dios, sin embargo, no lo practicamos. Colocamos el corazón en manos equivocadas y por eso nos lastiman. Todo esto provoca que no quisiéramos tener una relación seria con alguien, por miedo a que nos lastimen.
Gracias a Dios eso puede cambiar. Debemos aprender que nuestro trabajo es guardar el corazón en las manos de Dios y El se encargará de hacer llegar a tu vida a la persona correcta. No te dejes engañar por un lindo físico o una buena personalidad porque lo que más importa es lo que se tiene en el corazón.
Así como nuestro corazón natural es el encargado de bombear la sangre a todo nuestro cuerpo para que éste funcione bien, también lo es el corazón espiritual, quien se encarga de bombear a nuestro ser todo lo bueno o malo que tengamos en él. Por tanto, cuando nos guste alguien debemos evaluar cómo habla, actúa y piensa, y así sabremos lo que en verdad hay en su corazón.
Proverbios 4:23 dice: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida”. Esto confirma la importancia que tiene el corazón que Dios nos dio y si ya lo tienes lastimado, pídele a Dios que entre en tu corazón y sane tus heridas.
Dios tiene a alguien especial para ti, solo procura reservarte para esa persona y así entregarle lo mejor de ti. No pases besando sapos para encontrar tu príncipe o princesa, mejor aguarda y obtén lo que realmente te mereces.
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