Perfil: Puede ser hombre o mujer, de cualquier nacionalidad y cualquier condición económica, no hay límite de edad. No se requiere formación académica específica.
Requisitos: Dispuesto a escuchar, conversar y seguir instrucciones.
Remuneración: Jamas nada le faltará.
«¡Esa posición es para mí!», diría cualquiera de nosotros.
LA MARCA PERSONAL, es un concepto que se hizo conocido en el año 1997 gracias a un artículo escrito por Tom Peters llamado The Brand Called Youo (La marca llamada usted) En éste el autor señala que todos estamos en capacidad de hacer de nuestro nombre una gran marca.
Para crear una marca personal ese nombre debe tener ciertas cualidades: representar claramente unos principios, tener una imagen difícil de imitar, fácil de recordar y mostrarles que vale la pena vivir con un propósito.
No hay mejor nombre que corresponda con esas características que el de Jesús. Cuando nos convertimos en seguidores de Cristo nos hacemos representantes de una marca que desde su nacimiento ha generado amores y odios, y lo sigue haciendo hasta hoy.
Lo increíble es que Su Dueño la puso a nuestro alcance para que la representemos. Así es como Jesús y todo lo que Él simboliza se vuelve nuestra marca personal. ¡Qué privilegio! Pero también, qué responsabilidad.
Ahora que representamos a Jesús, estos son algunos consejos para consolidar una marca personal que nos ayudarán a darle buena reputación a su nombre:
- Ser visible y accesible. Ser visibles significa que las personas identifican en nosotros virtudes y cualidades sólidas que hemos desarrollado y practicado en nuestra vida como creyentes. Accesibilidad es la disposición de servir a las personas con lo que hacemos
- Mostrarte tal como eres. Nadie quiere que conozcan sus defectos pero mostrarse perfecto es el peor defecto que cualquiera puede tener. Ser autentico es un valor muy apreciado porque muestra que una persona ha ganado esa lucha, por aceptarse a sí misma. La gente necesita conectarse con seres reales que tenga luchas y victorias y estén dispuestos a hablar de ellas.
- Practicar el networking. Jesús se relacionó con todo tipo de personas, desde cobradores de impuestos y soldados romanos, hasta fariseos y prostitutas. Él supo conectarse con cada uno, pues mientras aprendía de ellos, les dio la posibilidad de recibir un beneficio.
- Ser una fuente confiable de buenas noticias e información relevante. El mensaje del evangelio es oportuno y útil. Compartirlo usando los canales adecuados, de una manera creativa y con un lenguaje claro hará que se propague. Pero no solo se trata de comunicar con palabras sino de recordar que las acciones hablan más fuerte que lo que decimos con nuestra boca o publicamos en nuestras redes sociales.
- Tener una fuerte propuesta de valor. ¿Qué hace especial a ese nombre que representas?, ¿qué lo hace atractivo o diferente? Marcas hay miles. Sin embargo, hay que reconocer que ninguno de ellos trascenderá más allá de su propia existencia. La Biblia lo dice en Hechos 4:12: «Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos».
Recibimos el nombre de Jesús y el poder que viene con Él para usarlo y representarlo en este mundo. "Necesitamos más personas que representen bien el único nombre dado a los hombres en quien hay salvación"
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